Desgranando el ataque de ansiedad

En la actualidad, los trastornos de ansiedad se han convertido en uno de los principales motivos de consulta, tanto en atención primaria como en psicología. Hace algunas décadas su presencia era mucho menor, siendo la depresión el problema predominante.

Este aumento está relacionado con el estilo de vida de la sociedad actual, marcada por la competitividad y la búsqueda constante de éxito laboral y personal. Estos ideales poco realistas pueden generar la sensación de que los demás logran sus objetivos con facilidad, mientras que a la persona que sufre ansiedad le supone un esfuerzo enorme. Esa comparación injusta alimenta un círculo vicioso en el que cualquier actividad puede vivirse como una carga, aumentando el malestar.

La ansiedad suele aparecer de manera repentina, a veces en situaciones cotidianas, y provoca síntomas físicos que resultan desconcertantes: taquicardias, dolor de estómago, dificultades respiratorias o una sensación general de alarma sin causa aparente. Esto puede llevar a evitar actividades habituales por miedo a que los síntomas se repitan.

En estos casos, la terapia psicológica resulta fundamental. El trabajo del psicólogo consiste en ayudar a introducir pequeños cambios en la manera de percibir el entorno, lo que facilita que el malestar físico y emocional disminuya. El objetivo es ofrecer herramientas para comprender lo que ocurre, afrontar las dificultades y recuperar la confianza en uno mismo.

La finalidad última de la intervención es alcanzar mayor bienestar, equilibrio personal y autoestima, para poder afrontar con más serenidad los retos de la vida cotidiana. 

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